atos de la OMS, afirman que aproximadamente 1 de cada 100 niños tiene autismo.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) constituye una condición de origen neurobiológico que implica alteraciones en el desarrollo cerebral, incidiendo en la percepción y la interacción social, así como en los patrones comunicativos.
El TEA afecta la capacidad del cerebro para desarrollar las habilidades sociales y de comunicación normales; se caracteriza por la manifestación de conductas restringidas y repetitivas.
El término “espectro” dentro de este trastorno alude a la amplia diversidad de manifestaciones sintomáticas y su variabilidad en intensidad como el autismo clásico, el síndrome de Asperger, el trastorno desintegrativo infantil y una variante no especificada de trastorno generalizado del desarrollo. Sin embargo, ha existido infinidad de confusiones al diagnosticar esta patología, por lo que es de vital importancia destacar que no cualquier síntoma representa autismo; pues este suele estar infra diagnosticado o sobre diagnosticado.
El paciente va a ser susceptible a crear cambios conductuales en su vida.
Síntomas
Debido a la singularidad de los síntomas en cada individuo, determinar la gravedad del TEA puede ser complicado y se basa en el grado de deterioro y su impacto en la capacidad de funcionamiento diario. Un artículo publicado por MedlinePlus de la Biblioteca Nacional de EE. UU. establece que la mayoría de los padres de niños con TEA sospechan que algo no está bien cuando el niño tiene 18 meses; tomando en cuenta lo siguiente: Los niños con TEA a menudo tienen problemas con juegos accionados, interacciones sociales y comunicación verbal y no verbal. Algunos niños se desarrollan con normalidad antes de cumplir 1 o 2 años de edad. Luego pierden repentinamente las habilidades del lenguaje o habilidades sociales que ya habían adquirido. Son incapaces de iniciar o mantener una conversación. No ajustan la mirada para observar objetos que otros están mirando. Evitan el contacto visual.
Tratamiento
Mayo Clinic, asegura que no hay manera de prevenir
el trastorno del espectro autista, pero hay diversas
opciones de tratamiento; además de que el diagnóstico
e intervención tempranos pueden mejorar el desarrollo
del lenguaje, las habilidades y la conducta.
Análisis del comportamiento aplicado (ABA):
Funciona identificando objetivos conductuales
específicos y luego aplicando técnicas de
intervención sistemáticas y estructuradas para
fomentar comportamientos deseables y reducir
aquellos no deseados.
Medicamentos:
En caso de ser necesario y de acuerdo a cada
paciente.
Terapia del lenguaje y del habla:
Busca mejorar sus habilidades comunicativas a
través de intervenciones personalizadas y basadas
en evidencia, incluyendo actividades estructuradas
y técnicas de modelado y colaboración con otros
profesionales.
Estimulación Magnética Transcraneal (EMT):
Es una técnica no invasiva que implica la aplicación
de pulsos magnéticos para modular la actividad
cerebral; se ha observado que mejora determinadas
habilidades de socialización como el mantenimiento
de la mirada. Si bien, la EMT no quita los signos ni
síntomas, si representa una herramienta que ayuda
en la creación de un periodo de tiempo en el cual
el paciente va a ser susceptible a crear cambios
conductuales en su vida que le ayuden a tener
una mejor interacción social y por consiguiente, un
aumento en su calidad de vida.
Por ello, la EMT debe de trabajarse en conjunto con
tratamientos psicológicos y de acompañamiento familiar,
teniendo como eje una serie de objetivos específicos
donde las sesiones de EMT faciliten el cambio, se
disminuya la irritabilidad y se logre que los estímulos de
mayor molestia, no le afecten tanto al paciente.
